miércoles, 13 de octubre de 2010

De genios y Musas

¿Por qué ha habido, hay todavía, tan pocas mujeres escritoras o artistas?

La creación artística requiere dedicación absoluta; desde un punto de vista subjetivo, una disponibilidad total, que implicará tensiones, desfallecimientos, obsesión... Una vida, en fin, muy difícil, si no se tiene al lado a otra persona que sostenga emocionalmente al artista y le resuelva la vida cotidiana.

Dados los modelos sociales, es muy difícil que un hombre se avenga a hacer de... ¿muso? de una artista.

Gertrude Stein estaba convencida de ser un genio, y sabía que todo genio necesita una musa; entiéndase: admiradora, amante, mecanógrafa, enfermera y lo que se tercie. Y como tenía la suerte de ser lesbiana, la encontró. Alice Toklas asumió el papel con toda naturalidad, y el tándem resultante fue profundamente desigual, pero impecablemente eficaz: gracias al abnegado amor de Toklas, Stein pudo concentrarse en escribir su obra

¿Cuántas otras Stein han quedado desaprovechadas por la inexistencia de Toklas masculinos? ¿Cuántas otras Plath sucumbieron al conflicto interno entre ser musa del genio o reivindicar la genialidad para sí mismas?... O, yendo más allá: ¿es inevitable definir al artista como un ser egocéntrico, alguien que da prioridad a sus propios deseos sobre las necesidades de los otros, un papel sólo accesible a aquellos a quienes el privilegio de su sexo y de su clase social acostumbraron a ser el centro de atención?... ¿De verdad el sacrificio ajeno es una condición sine qua non de la creación artística? Al fin y al cabo, la idea del "genio", como casi todo, es fruto de una circunstancia histórica -el Romanticismo- y es por lo tanto mudable, discutible... Pero eso ya es otro tema, y no menor.


El genio y su musa
LAURA FREIXAS

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