viernes, 23 de julio de 2010

Altamira y la Historiografía del Paleolítico










Las cuestiones sobre el pasado y el interés por su propia historia han suscitado la curiosidad de los hombres en todas las épocas. Por ejemplo, ya en el siglo XV, el Marqués de Villena, en su libro Arte cisoria, hacía referencia a pueblos antiguos con utillaje lítico. Pero las bases para el estudio de la Arqueología las sentó Winckelman (1717-1768), que propuso la interpretación de los restos arqueológicos y su datación como las principales tareas a abordar por el arqueólogo. A finales del siglo XVIII Conyers y Frere estudian en Inglaterra puntas de flecha y hachas de mano de sílex.







En 1810 Jouanet excava en Pèrigord. Poco más tarde Boucher de Perthes, considerado el “Padre de la Prehistoria” inició las excavaciones de las terrazas del Somme, publicando en 1846 Antiquités celtiques et antediluviennes. Los estudiosos de la época no tenían reconocimiento alguno, siendo sus conclusiones puestas en duda y ellos mismos considerados casi unos lunáticos. Sin embargo, el trabajo continuó. Se investigó en Dordoña y el Pirineo francés, obteniendo grandes resultados: fósiles, pinturas y sobre todo el descubrimiento del Homo Neanderthalensis en 1856. En 1859 el geólogo Lyell, el Paleontólogo Falconner y el arqueólogo Evans se convencen de los postulados de Boucher de Perthes. El hallazgo de fósiles del Cromagnon se realiza en 1868.




Propulsor - Mas d'Azil


A partir de aquí comienzan a desarrollarse congresos internacionales (el primero en 1869), entre discursiones y polémicas sobre la verdadera antigüedad de los restos y la autenticidad o falsedad del arte rupestre.




Bastón perforado - Cueva del Castillo



Así estaban las cosas cuando en 1879 fueron descubiertas casualmente las pinturas de la cueva de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria), por María, hija de Don Marcelino Sanz de Sautuola. La cueva había sido descubierta en 1868 por un aparcero de D. Marcelino llamado Modesto Cubillas Pérez. Sautuola había estado en la Exposición Universal de París de 1878, donde había tomado contacto con las investigaciones europeas.






El descubrimiento de Altamira produjo una gran conmoción. Sautuola publicó en 1880 el libro Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander. En este libro se relacionaban, por primera vez en la historia, las pinturas rupestres con las industrias líticas, hecho que provocó una enorme controversia acerca no sólo de su datación, sino incluso de su autenticidad, cuestionada por los expertos de la época. Edouard Cartailhac (Marsella 1845 - Ginebra 1921), catedrático de la Universidad de Toulouse y estudioso de las pinturas rupestres, fue uno de los más críticos. Tuvieron que pasar años para que, al amparo de otros descubrimientos que se fueron realizando, sobre todo en Francia (país de origen de gran número de los que se consideraban por entonces expertos en una disciplina incipiente), se otorgara a la cueva española el valor que posee. Sautuola prosiguió sus investigaciones prehistóricas, descubriendo la cueva del Pendo entre los años 1878-1780. Desafortunadamente, Sautuola, muerto en 1888, no pudo ser testigo del reconocimiento científico de Altamira, por el que tanto luchó. Edouard Cartailhac publicó en 1902 el libro Mea culpa d´un sceptique, donde reconocía el valor de Altamira.







Altamira fue estudiada por Henri Breuil (Mortain 1877-L´isle Adan 1961), insigne arqueólogo y uno de los “padres” de la Arqueología moderna, y por Edouard Cartailhac, que publicaron sus trabajos en 1906 en el libro La caverna d´Altamira à Santillana.




Cueva del Castillo



La cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria) fue descubierta en 1903 por Hermilio Alcalde del Río; además de pinturas y grabados, posee una de las estratigrafías más completas que se conocen, de 18 metros de espesor (potencia) y una datación que se inicia en el Achelense (Paleolítico Inferior). Las pinturas de El Castillo incluyen un panel donde aparecen bisontes superpuestos a manos en negativo.




Hugo Obermaier, Henri Breuil y Hermilio Alcalde del Río



Hugo Obermaier (Bratislava 1877-Friburgo 1946) viajó a España en 1909 por encargo del Instituto Internacional de Paleontología Humana de París. La Primera Guerra Mundial le sorprendió en nuestro país, donde llevó a cabo una gran labor. Obtuvo la nacionalidad española y consiguió una cátedra en la Universidad de Madrid. En 1924 y en esta misma Universidad, creó la Cátedra de Historia Primitiva del Hombre. Obermaier buscó en la cornisa cantábrica, encontrando numerosas cuevas, entre ellas la de La Pasiega. Los nuevos hallazgos fueron estudiados por Henri Breuil, que volvió a estudiar Altamira al amparo de los nuevos descubrimientos y publicó sus conclusiones en 1936.




Font-de-Gaume



En Francia, la cueva de Font de Gaume (Les Ezyers) había sido descubierta en 1901 por Peyrony. 1906 es el año del descubrimiento de la cueva de Niaux, por L. Mollard, cueva estudiada por Henri Breuil. Laussel (Francia) fue descubierta en 1908. La cueva de Lascaux fue descuberta en 1940 por unos niños, descrita por Marcel Ravidat y Jacques Mersal y estudiada por Laval.



Lascaux

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